Bendiciones, el día de hoy hablaremos de lo que nos enseña la palabra acerca de la oración en la intimidad.
Versículo del día.
Mateo 6:6. Más tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.
Meta: Tomar un tiempo para tener comunión con Dios en la intimidad.
Reflexiona:
Jesús en esta ocasión le enseña a sus discípulos cómo deben orar, Jesús dice que debemos entrar en nuestra habitación, en nuestro aposento, en el lugar que nosotros hemos dedicado a Dios, cerrar la puerta, y orar al padre que está en secreto. Cuando Jesús habla de cerrar la puerta, se refiere a que debemos tener una relación personal con Dios. Aquí nos habla de intimidad, privacidad, esto quiere decir, que cuando oro debo buscar un lugar apartado de las distracciones, ya sea mi habitación, la sala, la cocina, no importa el lugar, lo importante es encontrar un espacio donde podamos ir diariamente y orar con el Padre.
Cerrando la puerta, cuando nosotros cerramos la puerta tenemos más tranquilidad, estamos a solas con Dios. Podemos orar en muchas partes, ya que la biblia nos insta a orar sin cesar, pero cuando se trata de entrar en intimidad, en comunión con tu Padre celestial, necesitas un lugar al que puedas ir diariamente y estar lejos de las distracciones, donde nadie te moleste o te interrumpa.
Y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público. No hay nada mejor que saber que si tenemos una situación difícil y oramos al Padre, él nos ayudará a resolverlo. No todas nuestras oraciones tienen que ser escuchadas por el hombre. Muchas veces oramos en grupo, con nuestros hermanos o tal vez, con un amigo, pero es muy necesaria la oración de intimidad. Porque es en este tiempo de oración que Dios nos va hablando acerca de cómo está nuestra vida, Dios va profundizando en cada espacio de nuestras vidas, y nos enseña cómo debemos de andar.
Y cuando ores, no seas como los hipócritas; porque ellos aman el orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos de los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. Jesús dice que no podemos orar para ser vistos, porque la recompensa que tendremos es el reconocimiento del hombre y nada más. Los fariseos llevaban una vida llena de apariencias, ellos vivían para la gente, no vivían para Dios, ni para sí mismos.
Cuando ores, no parlotees de manera interminable, como hacen los gentiles Piensan que sus oraciones recibirán respuesta solo por repetir las mismas palabras una y otra vez. No seas como ellos, porque tu Padre sabe exactamente lo que necesitas, incluso antes de que se lo pidas. Aquí, Jesús nos enseña la manera correcta de orar y de presentarnos ante el Padre.
Primero no hagas repeticiones que para ti no tienen significado, muchas veces escuchamos a una persona que tiene mucha elocuencia orando, pero en realidad esas palabras no significan nada para ellos. A veces oramos y no sabemos lo que estamos diciendo. Tenemos que tener conocimiento y entendimiento de lo que decimos, ya que por nuestras palabras seremos juzgados.
Recuerdo que mi primera oración fue muy corta y sincera, yo nunca había orado, no sabía lo que era eso, y a los seis o siete años veo a mi tío que se arrodilla y empieza a orar y yo me quedo mirándolo y él me dijo ora y yo le dije ¡yo no sé orar! Y recuerdo que él me dijo ora por tu mamá y tu papá, y me dijo ora para que ellos vengan a Cristo, ora por lo que tú quieras que les pase a ellos, que Dios los cuide, los ayude, etc. Mi reacción fue orar por lo que yo entendía en ese momento, y de mí salieron unas palabras muy sencillas. Señor, mira a mi mamá y mi papá, guárdalos, ayúdalos. En ese momento yo oré para que Dios tratará con ellos y pudieran venir a Dios.
Entendí que debía pedirle a Dios lo que yo quería ver en mi vida. Y así empecé a orar y hasta el día de hoy mis oraciones siguen siendo sencillas, y cortas, pero salidas de un corazón sincero. Intento que mis oraciones sean sinceras y no me atrevo a decir alguna palabra que sé que no pueda cumplir, mejor oro para que Dios me ayude en esa área, pero intento no prometer cosas que no cumpliré porque no podemos impresionar a Dios con nuestras lindas palabras, pues él conoce la intención que hay en nuestro corazón; cuando pronunciamos cada una de nuestras palabras él sabe si estamos siendo sinceros o si solo decimos esas cosas para impresionarlo.
Admiro a las personas que oran impresionantemente bien. No hay necesidad de lucirnos a la hora de orar, porque tu Padre sabe exactamente lo que necesitas, incluso antes de que se lo pidas. Dios sabe lo que necesitas, él espera que tengamos la confianza de presentar nuestras inquietudes a él. Y Dios sabe todas las cosas, él es tu Padre celestial, si él quiere, te puede responder de inmediato e incluso antes de que se lo pidas en oración, pero él espera que cuando ores seas sincero, seas humilde, porque él conoce tu corazón; y si él sabe lo que necesitas, él hará lo posible para suplir lo que te hace falta.
No creo que haya una manera perfecta de orar, porque Dios es quien te va mejorando y capacitando, si tienes algún error, Dios en el camino te corregirá y te guiará a orar, pero Dios siempre te hablará de una manera en la que tú lo puedas entender y se te revelará conforme a tu fe.
Jesús les enseñó un modelo de oración a sus discípulos y les hizo ver cuál es la manera correcta de orar. Todos necesitamos en algún momento ser enseñados. Aunque no oremos todos los días estas mismas palabras, podemos entender su esencia y adaptarla a nuestro diario vivir. Porque Jesús te deja la libertad para que puedas expresarte delante del Padre, pero siempre del modo correcto, con sencillez y humildad.
Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro, que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Cuando oren deben saber a quién se deben dirigir, el Señor Jesús estaba hablando de una nueva relación con Dios, no solo era su Dios, sino que podían acercarse a él como hijos. Jesús les dio a entender que Dios no vivía en este mundo, sino que su morada está en los cielos, Dios está por encima de todo lo creado. Así que pidan al Padre que mora en los cielos.
Santificado sea tu nombre. Por medio de nuestra vida podemos hacer que el nombre de Dios sea Santo. Por ejemplo, Abraham con su ejemplo dio a conocer a Dios a todos los que les rodeaban, toda la vida de Abraham reveló la reverencia que sentía por Dios.
Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. Esto quiere decir, que Jesús oraba para que el reino de Dios se estableciera en la tierra. Debemos orar para que la voluntad de Dios se cumpla en nuestras vidas.
El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. Debemos presentar nuestras necesidades a Dios reconociendo que Dios es el que conoce nuestras necesidades físicas. Además, podemos tener la seguridad de que Dios cada día está pendiente a nuestra vida, porque así como él alimenta a las aves del cielo y le da lo que necesitan, así, nosotros podemos confiar que Dios suplirá lo que necesitamos, nuestra dependencia proviene de Dios.
Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. El Señor perdona cada uno de nuestros pecados, así nosotros debemos perdonar también a los demás. En ocasiones queremos y exigimos el perdón de Dios, pero no reconocemos que no hemos perdonado a quienes nos han hecho daño, así como el consiervo no perdonó a su deudor y luego quería que su señor le tuviera misericordia. Debemos tener misericordia con otros, así como esperamos que Dios también nos mire con ojos de misericordia.
Y no nos metas en tentación, más líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén. Sabemos que Dios no tienta a nadie según Santiago, en otra traducción este versículo dice: no permitas que cedamos ante la tentación, sino rescátanos del maligno. Es decir, que debemos orar para que Dios nos fortalezca y nos ayude a vencer la tentación. Sabemos que el diablo ha venido a robar, matar y destruir, debemos pedirle a Dios que nos haga consciente de sus maquinaciones. Porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén. Intenta siempre darle toda la gloria a Dios y adorarlo por quien es él, no por lo que ´él te pueda ofrecer.
Jesús se apartaba a orar, Jesús, aunque oraba con sus discípulos y tenía comunión con ellos, se apartaba porque sabía y reconocía que necesitaba de Dios, necesitaba estar conectado con el Espíritu Santo de Dios. Si Jesús, teniendo un gran ministerio, con multitudes siguiéndolo, dejaba las multitudes para ir a orar, es porque la oración de intimidad es esencial en nuestras vidas.
Muchas veces podemos orar con algún amigo o con toda la iglesia, pero hay cosas que Dios te revela cuando te dispones a buscarlo en intimidad, en un lugar escogido para buscar a Dios, en un espacio donde no haya distracciones. En el secreto encontraremos los misterios de Dios. En el secreto Dios nos revela lo que hay en nuestro corazón y nos enseña todas las cosas.
Ora: Señor, te agradezco por enseñarme la manera correcta de orar, ahora entiendo que mi oración debe ser sincera, sencilla y personal. Hoy me comprometo a orar con un corazón humilde y esperaré tu respuesta, Amén.
Agradece.
¿Por qué estás agradecido?
Gracias Dios porque siempre buscas la manera de enseñarme algo nuevo, gracias por recordarme la importancia de orar en secreto. Sé que cuando vamos al lugar secreto tú nos revelas todos tus secretos y nos ayudas a ser efectivos en todo lo que hacemos.