El día de hoy trataremos acerca de uno de los hábitos más importantes y es el hábito de ser agradecidos, muchas veces no le damos importancia a las cosas que otros hacen por nosotros, si no has sido agradecido; hoy es el día para que empieces a agradecer.
Versículo del día:
Lucas 17:15-19
Entonces uno de ellos, viendo que había sido sanado, volvió, glorificando a Dios a gran voz, y se postró rostro en tierra a sus pies, dándole gracias; y este era samaritano. Respondiendo Jesús, dijo: ¿No son diez los que fueron limpiados? Y los nueve, ¿Dónde están? ¿No hubo quien volviese y diese gloria a Dios sino este extranjero? Y le dijo: Levántate, vete; tu fe te ha salvado.
Meta: Agradecer cada uno de los pequeños y grandes milagros que Dios ha hecho en esta semana.
Reflexiona:
¡Qué extraordinaria es esta historia! Me gusta mucho el amor y la compasión que tiene Jesús hacia los demás, y como en los momentos que más lo necesitamos, él aparece para ayudarnos.
Según la historia de Lucas, en el versículo 11, Jesús estaba entrando a Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea. Y al entrar en una aldea, le salieron al encuentro diez hombres leprosos, los cuales se pararon de lejos y alzaron la voz, diciendo: ¡Jesús, Maestro, ten misericordia de nosotros! A Jesús se le aparecieron diez leprosos en el camino, estos leprosos quizás iban a pedir alimento o iban a viajar para un sitio donde no hubiera tantas personas debido a su condición. No sabemos el motivo por el cual los leprosos estaban siendo dirigidos, pero lo que sí sabemos es que se encontraron con Jesús. Yo me imagino la alegría de esos leprosos cuando vieron a Jesús. Tal vez algunos dudaron, no se parece a Jesús, pero no sabemos si es él, puede ser que mientras conversaban se dieron cuenta de que era Jesús. El obrador de milagro, el hombre que tenía poder para sanar enfermos. Por fin, había llegado la oportunidad, tal vez su viaje había sido con ese motivo ir a donde Jesús para recibir una sanidad.
Estos leprosos cuando vieron a Jesús se dirigieron hacia donde él estaba, pero se quedaron a una distancia prudente, puesto que eran leprosos. Y dice la biblia que pidieron misericordia. Qué rápido somos en pedir ayuda, qué fácil se nos hace pedir misericordia. Pero muchas veces se nos hace difícil ser agradecidos. Cuando tenemos un problema somos rápidos en pedir oración, decimos que Dios nos resuelva el problema y nos acercamos a él solo cuando estamos necesitados para que nos ayude, así como lo hicieron los leprosos.
Cuando él los vio, les dijo: Id, mostraos a los sacerdotes. Y aconteció que mientras iban, fueron limpiados. Entonces uno de ellos, viendo que había sido sanado, volvió, glorificando a Dios a gran voz, y se postró rostro en tierra a sus pies, dándole gracias; y este era samaritano. Respondiendo Jesús, dijo: ¿No son diez los que fueron limpiados? Y los nueve, ¿dónde están? ¿No hubo quien volviese y diese gloria a Dios sino este extranjero? Y le dijo: Levántate, vete; tu fe te ha salvado.
Jesús solo dio la palabra, y ellos obedecieron a las palabras de Jesús, y mientras caminaban en dirección al sacerdote fueron sanados. Pero solo uno se volvió para agradecer. Él se dio cuenta de que había sido sanado, aún no estaba cerca de Jesús y él hizo lo que ninguno de los 9 hizo, dio las gracias a Jesús. Muchas veces venimos a la presencia de Dios con muchas cosas, con enfermedades, con tormentos, llenos de cosas en nuestro corazón y Jesús por su misericordia nos limpia, de toda impureza, de todo lo que nos asedia. Y aunque vemos el milagro, y creemos en las palabras de Jesús, no somos capaces de detenernos un momento, retroceder, dejar todo lo que estamos haciendo y agradecer a la persona que nos limpió.
Hoy es un buen día para empezar dando gracias a Dios que nos mantiene con vida, que nos cuida y derrama su amor y misericordia todas las mañanas. Aprovecha este día para agradecer a una persona que en algún momento te haya ayudado, agradece e invita a otros a reflexionar sobre este hábito. Ser agradecidos no cuesta, así que podemos tomar el ejemplo del samaritano que recibió una sanidad y fue agradecido, Jesús le dijo tu fe te ha salvado.
Cuando somos agradecidos nuestra vida cambia favorablemente, nuestro corazón se llenará de gozo y empezamos a recordar cuán grande y cuán amoroso ha sido el Señor, pero cuando de nuestra boca salen palabras deshonestas nuestra vida va en decadencia. De aquello que está lleno tu corazón, de eso hablará tu boca.
Si tienes muchas cosas por lo que estar agradecido es porque eres una persona bendecida, hoy medita en lo afortunado o afortunada que eres y agradece a Dios por su gracia y misericordia en tu vida.
Que lo que salga hoy de tu boca sean palabras de agradecimiento y contagia a otro a ser agradecido, verás que cuando somos agradecidos aprendemos a contentarnos con lo que tenemos, aprendemos a ser más considerados y somos más alegres.
Ora:
Señor, te agradezco por todo lo que has hecho por mí, perdóname por no haber sido consciente de tu obra maravillosa en mí, en este día te quiero agradecer por tu gran amor hacia mí, por tu infinita bondad, por tu sublime gracia y por regalarnos la salvación.
Agradece.
¿Por qué estás agradecido?
Agradezco a Dios por permitirme vivir un día más y entrar a su presencia. Señor, te agradezco por tus muchas misericordias a mi vida, por tu cuidado y protección, por escuchar mis oraciones cuando a ti clamo, por mirarme con amor y limpiarme, gracias por ayudarme cuando más he necesitado ayuda.