Versículo del día:
2 Timoteo 1: 7 Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.
Meta: Echar fuera todo temor que me detiene, llenarme de dominio propio y amor para que todo temor que controla mi vida ya no tenga poder en mí.
Reflexiona:
Primero comencemos estableciendo una diferencia entre el temor y el miedo.
El temor es “una emoción artificial que evita situaciones peligrosas, reales o imaginarias”. El temor es un estado de predisposición de la persona. Mientras que el miedo es una sensación de angustia provocada por la presencia de un peligro real o imaginario. Es una emoción o sentimiento que es momentáneo.
En la biblia hay una historia que me gusta mucho y es la historia de un hombre llamado Gedeón. Este hombre vivió una experiencia impresionante, un día cuando estaba sacudiendo el trigo en el lagar, para esconderlo de los madianitas, sus enemigos, el ángel de Jehová se le apareció, y le dijo: Jehová está contigo, varón esforzado y valiente.
Cuando el ángel habló con Gedeón le recordó que Dios estaba con él, ya no hacía falta esconderse, pues sus enemigos, los madianitas, los amedrentaban y se apropian de todas sus cosechas. Imagínate el miedo y el temor que el pueblo de Israel estaba viviendo en ese momento. Sus enemigos venían cuando querían, se llevaban todo cuanto tenían y los dejaban sin alimentos, sin animales, sin nada.
Hay momentos en nuestras vidas en los que el temor y el miedo, nos hace escondernos y nos mantiene amedrentados e indefensos. Pero Dios hoy nos dice: No tengas miedo, eres mi siervo, eres mi sierva, esforzado y valiente. En la conversación del ángel con Gedeón, Dios le dice Ve con esta tu fuerza, y salvarás a Israel de la mano de los madianitas. ¿No te envío yo? Dios en ese momento le volvió a recordar a Gedeón que él no tenía que temer, pues yo no te he dado espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio. Muchas veces estamos tan cegados por el miedo que aunque Dios, nos ha revestido de su espíritu de poder, aunque tenemos la compañía de Dios aún no hemos vencido el temor que se aloja en nuestros pensamientos y diariamente nos pone palabras de duda, de no puedo hacerlo, no soy capaz, soy pequeño, soy una simple jovencita, soy solo un niño y nos detiene.
Jehová le dijo: Ciertamente, yo estaré contigo, y derrotarás a los madianitas como a un solo hombre. Una vez más el señor le confirmó que él estaba respaldado por Dios, le recordó que le dio ese espíritu de valentía, y le dijo que derrotaría a los madianitas como un solo hombre. Hoy Dios te dice vencerás todo temor, vencerás todo miedo que te ha estado paralizando, yo te ayudaré, irás con esta tu fuerza, y vencerás todo temor. Hoy volverás a ser feliz, y todo temor que no te deja sonreír, que no te deja vivir tranquilo se irá de tu vida.
El Señor para llevar a cabo su plan quería que el pueblo y Gedeón comprendieran que su victoria y su fuerza venía de él. Así que un día le dijo a Gedeón: el pueblo que está contigo es mucho para que yo entregue a los madianitas en su mano, no sea que se alabe Israel contra mí, diciendo: Mi mano me ha salvado. Dios le dijo todo aquel que tema, o tenga miedo, se puede retirar. Y Gedeón se quedó con diez mil hombres. Aun así eran muchas personas. Aunque el ejército de Madián era numeroso, Dios redujo al ejército de Gedeón en 300 hombres. Entonces Jehová dijo a Gedeón: Con estos trescientos hombres que lamieron el agua os salvaré, y entregaré a los madianitas en tus manos; y váyase toda la demás gente cada uno a su lugar. Y Dios los equipo con provisiones, sus armaduras no eran espadas, ni lanzas, no tenían cascos, ni escudo, solo tenían, dice la palabra que repartiendo los trescientos hombres en tres escuadrones, dio a todos ellos trompetas en sus manos, y cántaros vacíos con teas ardiendo dentro de los cántaros.
Entonces, si no tenían armas, ni un ejército poderoso, ¿Cómo es que obtuvieron la victoria? ¿Cómo podían estar seguros de que ganarían la batalla? Pues, Dios ya había dado su palabra de que estaría con ellos, y que serían como un solo hombre. Además, Dios le dijo a Gedeón, si aún dudas ve con tu siervo Fura al campamento madianitas. Justamente cuando Gedeón y su siervo llevaron con suma cautela a ver lo que pasaba allí, un soldado le contó un sueño a otro soldado. Y la interpretación fue la que impulsó a Gedeón ir a la batalla y vencer su miedo porque sabía que Dios estaba con ellos. El soldado le dice a su compañero, esto significa solo una cosa que Jehová les ha entregado la victoria a Gedeón y a su pueblo. Y preparó Gedeón a los hombres y se fueron al campo madianita.
Y los tres escuadrones tocaron las trompetas, y quebrando los cántaros, tomaron en la mano izquierda las teas, y en la derecha las trompetas con que tocaban, y gritaron: ¡Por la espada de Jehová y de Gedeón! Y se estuvieron firmes cada uno en su puesto en derredor del campamento; entonces todo el ejército echó a correr dando gritos y huyendo. Y los trescientos tocaban las trompetas; y Jehová puso la espada de cada uno contra su compañero en todo el campamento. De esta manera, Dios le dio la victoria sobre sus enemigos.
Al igual que a Gedeón, Dios te ha llenado del espíritu de poder y dominio propio, te ha revestido de su fuerza, y hoy te asegura, que te dará la victoria. No necesitas un ejército, solo necesitas estar dispuesto a vencer, todo aquello que te mantiene derrotado, todo aquello que te paraliza. Hoy Dios te dice, puedes vencer el terror nocturno, puedes vencer el miedo de hablar en público, puedes vencer el miedo de los que te persiguen o el miedo a los insectos, puedes vencer el miedo a los perros, puedes vencer todo temor porque yo estoy contigo.
Acompáñame a hacer esta declaración. Señor, gracias, por darme la valentía que necesito para vencer todo temor. Hoy el temor se va de mi vida, hoy Espíritu Santo echa fuera toda angustia, todo miedo que desde hace tiempo no me ha dejado vivir en paz. Declaro que me has entregado la victoria sobre todo temor, ya no volveré a temer, sino que caminaré confiando en ti.
Agradece.
¿Por qué estás agradecido?
Gracias Dios por mostrarme que tengo autoridad para vencer todo temor, Jehová está conmigo; no temeré lo que me pueda hacer el hombre.