Bendiciones, el día de hoy trataremos la importancia de orar con fe, y de ser constantes en nuestras oraciones.
Versículo del día.
Santiago 5:14-15 ¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor. Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados.
Meta: Orar con fe.
Reflexiona:
Todos en algún momento hemos pasado por un proceso en el que nuestra salud se ha visto afectada. Muchos no entendemos por qué atravesamos estás situaciones, pero cada proceso que pasamos en la vida nos hace más fuertes.
Hoy estaremos destacando la fe de una persona muy conocida. En (Marcos 10:45-52) se habla de un hombre llamado Bartimeo, se dice que era ciego, y que estaba sentado junto al camino mendigando. Bartimeo era una persona que era ciego y por eso no podía trabajar dignamente y tenía que depender de otros. Así que, como dice la biblia, Bartimeo mendigaba, estaba en una situación de total dependencia. A muchos nos ha tocado vivir situaciones en las que una enfermedad nos vuelve dependientes, nos vuelve vulnerables. Bartimeo no podía hacer las cosas por sí mismo, es cierto que estas personas desarrollan otras habilidades, y sentidos, pero estas personas viven en una situación de dependencia.
Entonces vinieron a Jericó; y al salir de Jericó él y sus discípulos y una gran multitud, Bartimeo el ciego, hijo de Timeo, estaba sentado junto al camino mendigando.
El lugar donde se produce este acontecimiento es en Jericó, Bartimeo estaba junto al camino porque sabía que las personas que iban a la pascua, tal vez al ver su condición, serían piadosos y generosos con él. Así que podemos decir que Bartimeo era una persona que vivía en total dependencia, había que tomarlo de la mano para que él pudiera hacer las cosas. Estoy segura de que alguna vez te has encontrado en una situación de dependencia, y has pedido oración a los pastores, a los amigos y familiares, y no está mal, pero en ocasiones, nos acomodamos y no nos importa seguir viviendo de la oración del hermano, de los pastores, y preferimos nuestra condición actual que confiar en Dios y creer que él puede cambiar la situación que estamos viviendo. Hoy te vengo a decir, no te conformes con lo que estás viviendo. Y cree en este día que si oras con fe, Dios puede hacer un milagro.
Y oyendo que era Jesús nazareno, comenzó a dar voces y a decir: ¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí! Y muchos le reprendían para que callase, pero él clamaba mucho más: ¡Hijo de David, ten misericordia de mí! Bartimeo era una persona que tenía conocimiento de la palabra, al escuchar y entender que Jesús estaba pasando por aquel lugar, no desperdició su oportunidad y empezó a provocar su milagro, Bartimeo posiblemente llevaba años sin poder ver, sin poder hacer las cosas que él quería porque tenía una condición que le impedía moverse con facilidad, no podía trabajar, no tenía una vida digna, vivía dependiendo de los que otros y los demás le daban lo que consideraban que era lo mejor para él, y aparentemente, seguiría siendo ciego durante toda la vida. Muchas veces las situaciones que pasamos nos hacen creer que es para siempre, pero las cosas se nos hacen difíciles de resolver hasta que llega Jesús a nuestra vida.
Entonces Bartimeo empezó a clamar, Jesús hijo de David, ten misericordia de mí, Bartimeo era ciego físicamente, pero aun así reconocía quién era Jesús, no era un simple maestro, sabía que Jesús venía del linaje de David, por lo cual pensó, este Jesús que hace milagros, que la gente lo sigue, puede sanarme, él es el único que puede ayudarme no monetariamente, no orando para que Dios solamente me bendiga y me ayude en los años que me quedan para que yo pueda resistir esa condición que me hace vivir en dependencia. No, él pensó Jesús es la persona que puede libertarme de una vez y para siempre, yo podré ser ciego físicamente, pero espiritualmente yo reconozco que ese hombre porta algo sobrenatural, él es la persona que había de venir, él es a quien todos esperábamos.
Así que Bartimeo clamó Jesús, hijo de David, ten misericordia de mí, queriendo decir, Jesús, yo reconozco quién eres, yo sé que tú puedes sanarme, ten misericordia de mí. Jesús, Jesús, acuérdate de mí, Jesús, Jesús, ayúdame a salir de esta condición. Y sabemos que las personas, envés de ayudarlo y acercarlo a Jesús, lo mandaban a callar, apagando tal vez la fe, que tenía este hombre. Puede ser que Bartimeo pensará si Jesús está aquí, tal vez alguien me lleve hasta él, pero a veces, pasamos por situaciones, en las que nos veremos solos, solas, y lo único que te acercará a Jesús, será tu insistencia, tu fe, tu disposición a acercarte a él, y aunque vengan voces a callar tu fe, a decirte, no molestes, más al maestro, no puedes obtener tu milagro, no eres lo suficientemente apto, no puedes, mejor no lo intentes, deberás elegir escuchar esas voces que te detienen o avanzar en fe, y seguir clamando porque tu milagro, porque tu clamor será escuchado por el maestro.
Aunque no veas nada, aunque todo esté en tú contra, aunque vengan las voces negativas o la duda a apagar tu fe, sigue clamando con fe, por esa petición, porque lo que el hombre cree que no tiene solución, es posible para Jesús, que todo lo puede.
Entonces Jesús, deteniéndose, mandó llamarle; y llamaron al ciego, diciéndole: Ten confianza; levántate, te llama. Los mismos, que te acusaban, son los mismos que darán testimonio de ti, los mismos que te cerraban las puertas son las mismas personas que Dios usará para impulsarte, los mismos que te menospreciaban serán las mismas personas que te llevarán de la mano, para llegar hasta Jesús, y conseguir tu milagro. Dale gracias a Dios por los que te persiguen, porque ellos serán las personas que Dios usará para bendecirte. Los mismos que mandaban a callar a Bartimeo, fueron los mismos que mandó a buscar Jesús, para qué lo llevarán hasta él. Mientras más lo mandaban a callar, más fuerte clamaba. Toda persecución te hará más fuerte, te hará clamar aún más, te hará más insistente, más determinado. Los mismos que lo mandaron a callar y le decían: no molestes, cállate, Jesús, no podrá oírte, son los mismos que lo fortalecieron y le dijeron: anda, levántate, ten ánimo que el maestro te llama.
Él entonces, arrojando su capa, se levantó y vino a Jesús. Bartimeo ya no iba a seguir igual, así que Bartimeo ni siquiera había obtenido el milagro, y decidió abandonar su vida pasada, su antigua condición, porque sabía que de ahora en adelante sería una nueva persona. Muchos queremos lo nuevo de Dios, pero no queremos abandonar el pasado, no queremos abandonar todo que nos enlaza a nuestra antigua manera de vivir. Bartimeo arrojó su capa entendiendo que ya no volvería vivir en esa condición de dependencia. Antes de que Jesús hiciera el milagro, Bartimeo decidió dar el primer paso, abandonar su vieja vida.
Respondiendo Jesús, le dijo: ¿Qué quieres que te haga? Y el ciego le dijo: Maestro, que recobre la vista. Y en seguida recobró la vista, y seguía a Jesús en el camino. Era evidente que Bartimeo necesitaba ser sanado, puesto que Jesús todo lo sabe, y además las personas lo ayudaron a acercarse a Jesús, sin embargo, Jesús siempre le hacía alguna pregunta a las personas que venían a él, porque él entendía que ellos debían tener claro el motivo por el cual venían a él. Ellos debían reconocer que era lo que realmente deseaban, Jesús le dijo: qué quieres que haga por ti?, que recobre la vista, maestro. Bartimeo reconoció su condición, y reconoció que estaba necesitado de Jesús. Hoy debemos reconocer cuál es nuestra condición, y creer que Jesús puede cambiar nuestra vida.
Hoy Jesús puede sacarnos de la pobreza, de la dependencia, de la ceguera física, tanto como espiritual, que no nos deja avanzar, pero antes, debes reconocer la necesidad que tienes de él, y creer con fe, que él puede sanarte, que él puede liberarte, que él puede restaurarte. Jesús siempre hacía énfasis, en lo que quería recibir de él aquella persona, porque todo lo que pidan en mi nombre será hecho para gloria del Padre.
Y Jesús le dijo: Vete, tu fe te ha salvado. La fe de Bartimeo nos asombra porque a pesar de su condición, no se conformó con su ceguera, reconoció que Jesús tenía el poder de sanarlo, y fue insistente en su clamor, aunque vinieron voces contrarias a apagar su fe, no les hizo caso a todo aquello que no venía de parte de Dios, tal vez Bartimeo no tenía importancia para los demás, pero aunque lo rechazaron, no dejó que nada lo detuviera, porque sabía que si tenía fe en el hijo de Dios, aunque físicamente no podía ver, solo con un toque, o una palabra él sería sanado y su vida no volvería a ser la misma.
Ora: Comienza a pedirle al Señor por aquella sanidad, por esa petición que tanto deseas. Reconoce que Jesús tiene el poder de sanarte y de cambiar tu vida.
Agradece.
¿Por qué estás agradecido? Gracias, Señor, porque escuchas mi clamor, y por estar atento a mi necesidad.