Bendiciones, hoy hablaremos de como la palabra de Dios se convierte en un alimento que fortalece tu Espíritu y nuestras vidas.
Versículo: Mateo 4:4. Él respondió y dijo: Escrito está: No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.
Meta: Alimenta tu espíritu con la palabra.
Reflexiona:
El ser humano tiene necesidades básicas que lo ayuda a mantenerse con vida de una forma satisfactoria y saludable, ya sea alimentación, protección, vestido, salud, descanso, afecto, entre otras. Estoy segura de que muchas personas tienen el hábito de tomar un café en la mañana, otros por lo general toman algo ligero para desayunar o algo que lo ayude a sostenerse en el día. Sé que todos cuidamos nuestra salud de alguna forma u otra. Así mismo, nuestra vida espiritual, necesita ser cuidada.
Cuando Jesús fue tentado en el desierto, dice la biblia que él no fue solo, sino que fue llevado al desierto por el Espíritu para ser tentado por el diablo. Cuando Jesús había pasado los 40 días, tuvo hambre. Era lo normal, después de días y días en ayuno, el cuerpo necesitaba ser alimentado, pero a la primera oportunidad el diablo se le acerca a Jesús y le dice que él podía convertir en pan esa piedra. Pero aunque Jesús tenía el poder para hacerlo, aunque él podía satisfacer su necesidad, él sabía que no era el modo correcto, sabía que el diablo estaba usando su necesidad en su contra. Y Jesús le dijo No solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Jehová.
Muchas veces cuando nos encontramos en momentos difíciles, cuando estamos pasando por necesidad financiera, o cuando no tenemos nada en la nevera, nos preocupamos, y no sabemos qué hacer, entonces el diablo viene y nos pone una oferta, nos muestra una forma sencilla de hacer las cosas, nosotros caemos y aceptamos su oferta aunque sabemos que no es la forma correcta.
Cuando estamos desesperados, cuando estamos hambrientos hacemos lo primero que nos viene a la mente, no pensamos con juicio, sino que hacemos cualquier cosa con tal de suplir o satisfacer esa necesidad. Un ejemplo sencillo es el caso de Esaú. Asegúrense de que ninguno sea inmoral ni profano, como Esaú, que cambió sus derechos de primer hijo varón por un simple plato de comida. Ustedes saben que después, cuando quiso recibir la bendición de su padre, fue rechazado. Ya era demasiado tarde para arrepentirse, a pesar de que suplicó con lágrimas amargas.
Debemos ser conscientes de que tenemos un Padre que está atento a nosotros. Y conoce nuestras necesidades, si hoy estás necesitado te invito a ir a Dios y presentarle tu necesidad. Filipenses 4:19. Y mi Dios proveerá a todas vuestras necesidades, conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús.
Dios quiere que entendamos que él conoce nuestra necesidad, pero muchas veces nosotros estamos más pendiente por nuestro exterior, por nuestro cuerpo y no es malo, pero si cuidarás tu cuerpo como cuidarás tu espíritu sucederían dos cosas, la primera es, que estuvieras siempre renovado y fortalecido, y en los momentos de tribulaciones estarías fuerte y firme en Dios. Y segundo, estarías muriendo poco a poco, porque no te alimentas ni no descansas como es debido.
Hoy te invito a hacer una revisión de tu vida y observes ¿qué es lo que está contaminando y dañando tu vida espiritual?
Hay personas que físicamente están saludables, se ven muy fuertes y en buen aspecto, pero su espíritu está apagado, no tienen vida, porque se han descuidado. Así como muchos toman un día para ir al gimnasio y ejercitar su cuerpo, así deberíamos tomar un día para fortalecer nuestro espíritu, deberíamos tomar un día para ir delante de Dios y pedirle que nos muestre, ¿qué es lo que necesitamos?
Deberíamos descubrir ¿Cuáles son los malos hábitos que están dañando nuestra salud espiritual?, ¿Cuáles son esas amistades que en vez de bendecir y ayudar poco a poco nos están desanimando y lastimando?, ¿Cuáles son esos contenidos que a diario consumo que están dañando mi vista, que están corrompiendo mis pensamientos? Y discernir ¿Cuáles son aquellas personas que escucho, que en vez de producir fe, me hacen dudar?
La palabra de Dios es nuestro alimento, es la que vivifica nuestro espíritu, es la que nos enseña todas las cosas. Pero si nosotros solo cuidamos nuestro cuerpo físico y alimentamos nuestro cuerpo físico, y no cuidamos nuestro espíritu, no vamos a poder permanecer firmes, sino que poco a poco se va a ver un decaimiento en nuestra vida, iremos menguando poco a poco, y ya no tendremos el deseo de buscar a Dios, ya no nos interesará nada, porque estaremos en una condición de enfriamiento espiritual. Debemos tener un balance, somos seres tripartitos, debemos cuidar nuestro espíritu, nuestra alma y nuestro cuerpo.
Dios preparó a su pueblo en el desierto y tuvo que enseñarle sus leyes y ordenanzas, porque el pueblo cuando estaba en Egipto se había olvidado de las leyes de Dios, y querían vivir de cualquier manera, e incluso querían seguir viviendo de la manera que lo hacían en Egipto. Se quejaban porque querían vivir de la misma manera, si hoy vives en Cristo Jesús, empieza a vivir de la manera que a él le agrada, empieza a buscar su palabra y empieza a alimentar tu espíritu.
No es lógico que tengamos el mismo comportamiento de hace dos años, el mismo vocabulario que teníamos cuando no conocíamos a Dios. ¿Cómo es qué en estos 10 años, en estos 3 años que estás en Cristo Jesús, no se ve crecimiento en tu vida? No es normal que te encuentres en la misma condición espiritual que antes. Debemos tomar un tiempo para analizar nuestra vida, y empezar a despojarnos de todo aquello que en vez de hacernos crecer y fructificar en Dios nos hace menguar, nos hace retroceder.
El que no medita en su palabra no va a tener la confianza que necesita para pasar las pruebas y dificultades, porque la fe viene por el oír, el oír la palabra de Dios, y si ni siquiera tomamos un tiempo para oír lo que Dios tiene que decirnos, cuando la duda toque nuestra puerta, vamos a ceder ante ella, porque no tenemos un fundamento, no tenemos fe.
Recuerda: Cuida tu cuerpo físico, pero también préstale atención a aquellas cosas que no te dejan crecer espiritualmente, medita en la palabra y comienza a alimentar tu espíritu.
Ora: Señor, te pido que me ayudes a reconocer la importancia que tiene meditar en tus palabras. Ayúdame a cuidar mi vida espiritual, así como intento cuidar mi vida física.
Agradece. Gracias, Señor, porque tú conoces mis necesidades. Gracias porque en tu palabra encuentro alimento