Bendiciones! Esta semana nos adentraremos en una disciplina bíblica fundamental: “El Ayuno”. Descubre hoy cómo presentar un ayuno de manera adecuada según las enseñanzas bíblicas. Acompáñanos en este viaje espiritual donde exploraremos cómo honrar a Dios a través de esta práctica significativa.
Versículo del día: »Por lo tanto, si presentas una ofrenda en el altar del templo y de pronto recuerdas que alguien tiene algo contra ti, deja la ofrenda allí en el altar. Anda y reconcíliate con esa persona. Luego ven y presenta tu ofrenda a Dios. Mateo 5:23-24
Meta: Presentarnos ante Dios con un corazón limpio.
Reflexiona.
Muchos en algún momento de nuestra vida hemos realizado un ayuno, ya sea parcial, o a tiempo completo. Pero muchas veces no hemos tenido la efectividad que esperamos.
Hace unos años Dios me hizo entender que no se trata de cuántas horas ayune, no se trata de cuántas horas dure orando, porque muchas veces presentamos a Dios la cantidad, pero no la calidad. Dios hoy quiere enseñarnos cuál es la manera correcta de empezar un ayuno.
En Génesis 4 se encuentra una historia muy conocida, se trata de Caín y Abel.
Al llegar el tiempo de la cosecha, Caín presentó algunos de sus cultivos como ofrenda para el Señor. Abel también presentó una ofrenda: las mejores partes de algunos de los corderos que eran primeras crías de su rebaño. El Señor aceptó a Abel y a su ofrenda, pero no aceptó a Caín ni a su ofrenda. Esto hizo que Caín se enojara mucho, y se veía decaído.
La ofenda que agrada a Dios, es aquella viene de un corazón limpio.
Los dos le presentaron la ofrenda a Dios, pero solo una fue recibida. Ya sea porque lo que traía Caín no estaba en buen estado, o por la condición de su corazón, o la forma en que presentó su ofrenda, Dios no recibió la ofrenda de Caín, sin embargo, la ofrenda de Abel fue aceptada por Dios.
Muchas veces, cuando le presentamos a Dios una ofrenda, un ayuno, lo hacemos como de costumbre. Caín y Abel, seguramente, ya tenían la costumbre de ir a Dios, seguramente sus padres le habían inculcado, la honra a Dios. Pero a veces, creemos que con presentarle un ayuno a Dios de 3 días, estamos cumpliendo con lo que Dios nos manda, creemos que la cantidad sorprenderá a Dios. Pero no importa si haces un ayuno de un día, de una semana, lo que importa es la forma en que presentas el ayuno.
El ayuno es una disciplina espiritual que tiene el objetivo de fortalecer nuestro espíritu, la persona que ayuna se abstiene de consumir alimentos, se consagra a Dios, hace morir sus deseos, y toma un tiempo de búsqueda y oración a Dios para reflexionar sobre su pecado.
Muchas veces oramos y nos abstenemos de alimentos, pero no hacemos morir los deseos de la carne, el rencor, la ira, la falta de perdón que hay en nuestro corazón.
De nada me sirve ayunar una semana, si día a día estoy en enemistad con mi hermano, con mi familia, o con mi vecino. A veces nos engañamos a nosotros mismos. Puede ser que Caín y Abel tuvieran la misma cantidad de frutos, como de ovejas, pero una ofrenda subió a Dios con olor fragante, y la otra, subió con un olor no grato a Dios.
Muchas veces no sabemos que nuestra ofrenda sube a Dios con un olor desagradable, en vez de ser un perfume grato, a veces lo que le presentamos a Dios, es un olor que no es de su agrado, ¿por qué? Porque no nos damos cuenta de que hay cosas que tienen que ser arregladas en nuestras vidas. No podemos presentarnos a Dios de cualquier manera. Los mismos sacerdotes en la antigüedad tenían una vestimenta específica, tenían que estar purificados, debían cumplir una serie de pasos de purificación para presentar una ofrenda a Dios.
Antes de presentar tu ayuno a Dios, haz un análisis, y revisa como está tu corazón, empieza a quitar todo aquello que no te permite estar puro delante de Dios. Sé que hablamos del ayuno, pero de igual manera podemos aplicar las palabras de Jesús a la misma cuando dijo: »Por lo tanto, si presentas una ofrenda en el altar del templo y de pronto recuerdas que alguien tiene algo contra ti, deja la ofrenda allí en el altar. Anda y reconcíliate con esa persona. Luego ven y presenta tu ofrenda a Dios.
Hoy quiero que te quedes con esta palabra antes de presentar a Dios una ofrenda o ayuno trata de resolver tus cuentas pendientes con tu hermano. Procura ir delante de Dios con un corazón limpio. Porque no se trata de la cantidad, se trata de la calidad.
Ora: Padre amado, gracias por enseñarnos en este día como debemos ayunar. Ayúdanos a presentarnos con un corazón limpio delante de ti.
¿Por qué estás agradecido? Gracias, porque siempre quieres hacernos mejores, gracias por hacernos ver nuestras faltas y corregir nuestros errores.
Coméntanos y déjanos tu opinión. ¿Cuál es tu parte favorita sobre el ayuno?