Basado en los conceptos del libro “Una vida con propósito” de Rick Warren.
Bendiciones, el día de hoy hablaremos de cómo empezaremos a vivir cuando conocemos asignación en esta tierra.
Versículo del día: Pues somos la obra maestra de Dios. Él nos creó de nuevo en Cristo Jesús, a fin de que hagamos las cosas buenas que preparó para nosotros tiempo atrás. Efesios 2:10 NTV.
Meta: Enfocarnos en cumplir nuestro propósito.
Reflexiona.
En este nuevo año muchos de nosotros hacemos planes, metas personales y hasta sueños que queremos cumplir, pero lo más importante es trabajar para cumplir los propósitos de Dios en nuestra vida. Hoy veremos 4 beneficios de una vida con propósito:
1. Conocer tu propósito le da sentido a tu vida.
Fuimos creados para tener significado, fuimos hechos para cumplir una asignación en la tierra. Muchas personas buscan el sentido de su vida en la astrología, en predicciones, y en cosas vanas. Pero el único que puede darle sentido a tu vida se llama Jesús. No importa, cuanto te esfuerzes en conseguirlo, solo nuestro creador, puede hacernos entender, el propósito por el cual hemos sido creados.
Cuando encontramos un propósito nos sentimos realizados, cuando encontramos nuestro propósito es cuando empezamos a vivir, ya no seremos guiados por todas las influencias que nos rodean, porque ya tendremos un objetivo que cumplir.
Sin Dios, la vida no tiene propósito, y sin propósito la vida no tiene sentido. Una vida sin sentido no tiene significado ni esperanza. La peor tragedia que nos podría pasar no es morir, sino vivir sin propósito.
Todos necesitamos tener esperanza, ella es tan esencial en nuestra vida como el agua. Una persona con esperanza es capaz de enfrentarse a todos los retos de esta vida. La esperanza te da un motivo por el cual vivir. Tener esperanza es el resultado de tener un propósito. Pues yo sé los planes que tengo para ustedes—dice el Señor—. Son planes para lo bueno y no para lo malo, para darles un futuro y una esperanza. (Jer. 29:11).
Cuando depositamos nuestra esperanza en Dios, jamás seremos avergonzados. Yo puse mi esperanza en el Señor, y él inclinó su oído y escuchó mi clamor (Sal 40:1).
2. Conocer tu propósito simplifica tu vida.
Cuando conoces para qué has sido llamado, solo te preocupas por hacer aquello que esta dentro del plan de Dios para ti. Aprenderás a evaluar cuáles cosas son importantes y cuáles no.
Cuando no tienes un propósito definido, no podrás tener un fundamento en que basar tus decisiones, distribuir tu tiempo y utilizar los recursos que Dios puso a tu mano. Si aún no has entendido tu propósito, es posible que te dejes presionar por las circunstancias, que tomes decisiones basadas en tu estado de ánimo del momento, y que hagas planes basados en lo que hacen los demás.
Cuando nos sentimos agotados, y sentimos que no podemos terminar todas nuestros planes, es porque, seguramente, tenemos demasiadas cosas que no se alinean a nuestro propósito. Tenemos que plantearnos qué es lo más importante y empezar a dejar de hacer las cosas que no son tan importantes.
Cuando vives con propósito tendrás una vida más sencilla y tus planes se ajustarán a tu propósito. Empieza a analizar cuáles son las cosas que te ayudarán a cumplir tu propósito aquí en la tierra y convertirlas en una prioridad. Todo lo demás, que atrasa tu propósito, no debería tener lugar en tu vida.
Cuando entiendes tu propósito empiezas a ser recortas, lo que antes te parecía imprescindible, ahora pasa a ser menos importante, empiezan a cambiar tus objetivos, ya no quieres hacer las cosas para alcanzar éxito y reconocimiento, sino para cumplir con tu asignación, empiezas a cambiar de amistades, y comienzas a relacionarte con personas que le añaden valor a tu vida y te ayudan a cumplir tu propósito.
Sin Dios, la vida no tiene propósito, y sin propósito la vida no tiene sentido
3. Conocer tu propósito enfoca tu vida.
Hay personas que buscan encajar en un lugar, por eso, empiezan aprender y hacer muchas cosas, y no está mal aprender, y hacer muchas cosas pero cuando tienes un propósito definido, empiezas a trabajar en aquello que enriquece tu propósito. Empezarás a dirigir todo tu esfuerzo y energía en lo que es importante.
En este mundo es fácil distraerse, por eso debemos procurar enfocarnos en aquello que le da sentido a nuestra vida, el mundo ofrece muchas cosas, pero cuando estamos enfocados en nuestro propósito, todo lo que el mundo ofrece no nos atraerá.
La distracción nos desvía de nuestro principal objetivo, la distracción nos aleja de la meta. Cuando estamos entretenidos no gestionamos nuestro tiempo y somos guiados por las cosas del momento y terminaremos lejos de nuestro objetivo inicial.
Sin un propósito claro, seguirás cambiando de dirección, de trabajo, de relaciones, de iglesia y muchas cosas más, esperando que cada cambio pueda resolver la confusión o llenar el vacío de tu corazón. Muchos no sabemos discernir el problema de desenfoque, cuando nos desenfocamos nos desviamos totalmente de lo que Dios nos ha dicho. Empezamos a tener otras prioridades, y poco a poco nuestro propósito va tomando otro camino, un camino lejos de la voluntad de Dios.
Para cumplir nuestro propósito tendremos que deshacernos de las buenas actividades para concentrarnos en lo que es más importante. No confundas actividad con productividad. Puedes estar ocupado sin propósito alguno. Puedes hacer muchas cosas y no ver ningún resultado.
4. Conocer tu propósito te prepara para la eternidad.
En este mundo lo importante no es construir un legado, realizar logros personales, no es engrandecernos como persona, porque los logros personales son superados, la reputación se desvanece y los homenajes se olvidan. »No almacenes tesoros aquí en la tierra, donde las polillas se los comen y el óxido los destruye, y donde los ladrones entran y roban. (Mateo 6:19). Si pasas una vida construyendo un futuro que es perecedero estás mal encaminado, porque todo en esta tierra se acaba, se olvida, se destruye. Más los que hacemos tesoros en los cielos tenemos una seguridad de que veremos y obtendremos aquello por lo que hemos trabajado. Almacena tus tesoros en el cielo, donde las polillas y el óxido no pueden destruir, y los ladrones no entran a robar. (Mateo 6:20). Debes procurar trabajar para un futuro en los cielos. Estoy segura que que todo lo que hagas por el reino será recompensado. El uso más sabio de tu tiempo es trabajar para edificar un legado eterno.
Un día todos estaremos delante del tribunal de Cristo y tendremos que rendir cuentas por cómo hemos decidido vivir esta vida. Algunas preguntas decisivas que podemos plantearnos es: ¿Qué hiciste con mi hijo Jesucristo? Aquel día tendrá importancia si aceptaste a Jesús como tu salvador, si aprendiste amar y a confiar en él.
También, podemos imaginarnos que se nos pedirá cuenta de aquello que se nos ha entregado. ¿Qué hiciste con tu vida, dones, talentos, oportunidades, relaciones, recursos que Dios te dio? Estas dos preguntas determinarán donde pasaras la eternidad, y que harás en ella.
Recuerda. Tu propósito le da sentido a tu vida, cuando entiendas cual es tu propósito empezaras a vivir.
¿Por qué estás agradecido? Gracias, Dios por crearme para buenas obras, gracias, por darle un sentido a mi vida, gracias por ser mi esperanza.
Ora: Señor, gracias por darme una esperanza y un futuro. Hoy te pido que me ayudes a entender cuál es mi asignación, te pido que me ayudes a enfocarme en mi propósito y no en las cosas que este mundo me ofrece. Ayúdame a saber cuáles deben de ser mis prioridades y cuáles no. Y te pido que me ayudes a hacer tesoros en los cielos, y no afanarme por hacer tesoros en esta tierra, en el nombre de Jesús Amén.
Warren, R. (2002). Una vida con propósito: ¿Para qué estoy aquí en la tierra? Editorial Vida.