Basado en los conceptos del libro “Una vida con propósito” de Rick Warren.
Bendiciones, el día de hoy hablaremos acerca de la eternidad y de nuestra estadía en este mundo.
Versículo del día: Eclesiastés 3:11 RVR. Todo lo hizo hermoso en su tiempo; y ha puesto eternidad en el corazón de ellos, sin que alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin.
Meta: Procura trabajar por aquello que tiene valor y por aquello que es eterno.
Reflexiona.
Cuando la biblia dice que Dios ha puesto eternidad en el corazón del hombre, es porque el hombre no fue formado para vivir un día, si vemos en el principio de la creación, en el libro de Génesis 1:27. Así que Dios creó a los seres humanos a su propia imagen. A imagen de Dios los creó; hombre y mujer los creó. La biblia nos dice que Dios creó al hombre a su imagen, es decir, que Dios creó un ser viviente que se pareciera a él, ya sea en la personalidad, la perfección, el dominio de las cosas, las capacidades, y facultades que tendría, y, por lo tanto, tenía que haber eternidad en el hombre. Pero como ya sabemos, el pecado de Adán y Eva le abrió la puerta a la muerte.
Romanos 5:12. Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron. Pero sabemos que el propósito de Dios para con nosotros es que un día nos reinemos con él. Dios nos promete vida eterna en Cristo. Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna. Juan 3:16.
En la biblia se habla mucho acerca de la eternidad. Y una de las cosas que Dios nos dice por medio de su palabra es que este mundo terrenal es perecedero, todo lo que nosotros atesoramos, trabajamos aquí en la tierra, un día se acaba, un día se va, porque todo lo que hay aquí es pasajero. Puedes encontrar aparentemente el disfrute, ya sean con bienes materiales, construyendo una carrera, trabajando para acumular riqueza, pero la verdad es que un día todos los deseos del mundo se acabaran. 1 Juan 2:17. El mundo se acaba con sus malos deseos, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.
Así que no nos fijamos en lo visible, sino en lo invisible, ya que lo que se ve es pasajero, mientras que lo que no se ve es eterno.
En otras palabras, preocupémonos por aquello que es eterno. Pablo dice en: 1 Corintios 9:25. Todos los deportistas se entrenan con mucha disciplina. Ellos lo hacen para obtener un premio que se echa a perder; nosotros, en cambio, por uno que dura para siempre. Es decir, que así como el mundo trabaja para obtener un premio, nosotros también hacemos lo mismo, la diferencia es que nuestro premio será eterno. Las cosas eternas que Dios nos promete no se pueden comparar a ningún bien material, a ningún renombre que nosotros hayamos ganado, o hayamos obtenido en esta tierra. Nosotros tenemos que dejar de enfocar nuestra mirada en lo que es pasajero, y trabajar en lo que es eterno. 2 Corintios 4:18. Así que no nos fijamos en lo visible, sino en lo invisible, ya que lo que se ve es pasajero, mientras que lo que no se ve es eterno.
Además, podemos decir, que Pablo nos anima y nos consuela en cuanto a las tribulaciones, y momentos difíciles que pasamos en esta tierra, Pablo nos lleva a confiar en la esperanza de que todos los padecimientos que pasamos en está tierra producen en nosotros una gloria eterna que sobrepasa todos aquellos momentos difíciles que hayamos pasado. Hasta de los procesos y tribulaciones, podemos sacar algo bueno. 2 Corintios 4:17. Pues los sufrimientos ligeros y efímeros que ahora padecemos producen una gloria eterna que vale muchísimo más que todo sufrimiento.
La biblia también nos dice: Mateo 6:19. »No acumulen para sí tesoros en la tierra, donde la polilla y el óxido destruyen, y donde los ladrones se meten a robar. Más bien, acumulen para sí tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el óxido carcomen, ni los ladrones se meten a robar. Porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón. Así que no nos afanemos en esta vida por acumular riquezas, fama, reconocimiento, porque todo eso es temporal, dediquémonos a hacer la voluntad del padre, porque un día cuando todo esto acabe no nos llevaremos nada terrenal al cielo.
Romanos 12:2 No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta. Muchos consideran este su hogar, porque se han acomodado a vivir en esta tierra. Hemos dejado de ver la voluntad de Dios para nuestras vidas, por enfocarnos más en las cosas del mundo, muchos han cambiado de ciudadanía y viven como si fueran ciudadanos del mundo, y se dejan cegar por las cosas de este mundo, pero como dice la palabra, el mundo y sus deseos pasan. La verdad es que nos espera un lugar, preparado por el mismo Señor, Jesús. En el hogar de mi Padre, hay lugar más que suficiente. Si no fuera así, ¿acaso les habría dicho que voy a prepararles un lugar? Cuando todo esté listo, volveré para llevarlos, para que siempre estén conmigo donde yo estoy. Juan14: 2:3.
En ocasiones se nos olvida, que estamos de paso en este mundo, no somos más que extranjeros, que cumplen un plan y propósito eterno. Filipenses 3:20. Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo; Pero debemos recordar nuestro hogar, Hebreos 13:14. Pues este mundo no es nuestro hogar permanente; esperamos el hogar futuro. Todo lo que tienes: casa, trabajo, posesiones, influencia, posición, todo eso es prestado, todo eso, son solo añadiduras que Dios nos da, son herramientas que te ayudarán a cumplir el propósito de Dios, en esta tierra.
A veces, nos equivocamos y creemos que lo que tenemos es nuestro, creemos que hemos logrado estar donde estamos por nuestro maravilloso ingenio, pero la verdad es que todo lo que Dios nos permite tener en este mundo es por un propósito mayor a nuestro disfrute. Así que usa lo que tienes con cabeza; si Dios te ha bendecido, utilízalo para su gloria, si Dios te ha dado posición, influencia sobre los demás, utilízala para ensanchar el reino de Dios. 1 Corintios 10:31. En conclusión, ya sea que coman o beban o hagan cualquier otra cosa, háganlo todo para la gloria de Dios.
Nosotros nos preocupamos mucho por lo que hacemos en esta tierra, y nos esforzamos al máximo, acumulamos riquezas, para un día disfrutarlas, pero la verdad es que todo eso un día se acaba. Mejor, intentemos pedirle a Dios día a día que nos ayude a cumplir nuestro propósito eterno, y empecemos a atesorar aquello que no es efímero, aquello que no tiene caducidad, aquello que dura para siempre. Por ejemplo, empieza a cuidar tu vida eterna, intenta vivirla de manera que agrada a Dios, y preocúpate por vivir de tal modo que ante Dios seas aprobado. Filipenses 2: 12. Procuren la salvación de todos ustedes, y háganlo con temor y respeto hacia Dios.
La biblia dice en Mateo 25: 26. ¿De qué sirve ganar el mundo entero si se pierde la vida? ¿O qué se puede dar a cambio de la vida? ¿De qué te valió tanto trabajo, tanto esfuerzo si, al final, no pudiste guardar tu vida? Por tanto, debemos trabajar por aquello que sí tiene valor. Así como Pablo un día podremos decir: He peleado la buena batalla, he terminado la carrera, me he mantenido en la fe. Por lo demás me espera la corona de justicia que el Señor, el juez justo, me otorgará en aquel día; y no solo a mí, sino también a todos los que con amor hayan esperado su venida. 2 Timoteo 4:7-8.
Recuerda. Vivimos en este mundo, pero somos ciudadanos del cielo. Procura trabajar por aquello que tiene valor y por aquello que es eterno.
Hoy te invito a reflexionar en esta palabra.
¿Consideras al mundo tu hogar? ¿Estás trabajando para obtener ese premio eterno? ¿Está puesta tu mirada en las cosas de la tierra, o en las cosas eternas?
¿Por qué estás agradecido? Gracias, Señor, por ayudarme a entender que este mundo no es mi hogar, sino que tú has preparado una casa para mí en los cielos. Gracias, por llenar mi vida con tu infinito amor, gracias, por tu sacrificio en la cruz, gracias por darme la oportunidad de ser tu hijo.
Ora: Señor, ayúdame a enfocar mis ojos en aquello que es eterno. Ayúdame a cuidar mi salvación, te pido que me ayudes a ser aprobado, y a luchar para obtener esa corona incorruptible.
Warren, R. (2002). Una vida con propósito: ¿Para qué estoy aquí en la tierra? Editorial Vida.