El Fruto de Tus Palabras:
Bendiciones, en este quinto día de esta Serie: El poder de Nuestras Palabras explicaremos cómo nuestras palabras no solo reflejan nuestro corazón, sino que también tienen el poder de edificar y transformar. A lo largo de estos devocionales, descubrimos cómo podemos sembrar palabras de vida, esperanza y verdad, cosechando frutos de paz y bendición en nuestras vidas y en las vidas de los demás. Acompáñanos en este último día de reflexión y crecimiento espiritual mientras exploramos juntos el impacto profundo de nuestras palabras.
Versículo del día: Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes. Efesios 4:29.
Meta: Procurar hablar palabras de edificación
Reflexiona.
En el día de hoy continuaremos hablando acerca del fruto de nuestras palabras. En está ocasión empezaremos hablando de las palabras que nosotros como hijos de Dios debemos hablar. En nuestro versículo de hoy podemos encontrar una clave que puede ayudarnos, a emplear un lenguaje correcto, también nos da una pista acerca de las palabras que no deberían pronunciarse entre nosotros los creyentes.
Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca. Cuando Pablo habla de palabras corrompidas hace referencia a malas palabras son aquellas consideradas como ofensivas y malsonantes, es decir, que resulta vulgar o grosero. También se refiere a palabras obscenas, (palabras impúdicas u ofensivas al pudor y en la mayoría de los casos con relación al sexo). Es decir, hay toda una lista de palabras que no deben tener mención en nuestra vida, pero muchas veces nosotros somos partícipes de emplear palabras ofensivas, palabras deshonestas, palabras groseras en nuestro día a día.
Cuando buscamos el significado de la palabra corromper está nos trae luz acerca de lo que Pablo está diciendo, corromper significa dañar, sobornar, o pervertir a alguien. La palabra pervertir según su origen significa dar vuelta del bien al mal. Es decir, que podemos dañar, corromper o hacer que una persona cambie o se desvié por medio de nuestras palabras.
Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca. sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes. Según otras versiones de la biblia podemos decir que Pablo se refiere a que debemos emplear palabras que ayuden a crecer espiritualmente a los demás, palabras de ánimo, de edificación, es decir, que todo lo que digan sea útil y bueno para que sea de bendición, que sea beneficiosa y que imparta gracia a quienes las escuchan.
Cada vez más la palabra nos da luz, acerca del poder que tienen nuestras palabras. Nosotros no podemos ser ligeros al hablar, nuestra boca fue creada no con el propósito de dañar, o corromper a otros, sino que nuestras palabras tienen la función de bendecir, ayudar y ser de edificación para los demás. No podemos hablar de forma ofensiva, ni hablar por hablar, toda palabra ociosa, que no es de utilidad no puede estar en nuestras vidas, hasta nuestras palabras tienen un propósito.
Recuerda: Dios hoy quiere que aprendamos a ser conscientes de nuestras palabras, más que nunca debemos ser prudentes, y conocer el propósito que tienen nuestras palabras en la vida de los demás. Cada vez que hables debes edificar a otros, si tus palabras no traerán bendición, ni serán útiles para los demás es mejor que te quedes callado. Es mejor corregirnos, a tiempo y prestar atención a lo que hoy Dios nos quiere enseñar porque ya hemos visto en devocionales anteriores que todos les daremos cuenta a Dios por toda palabra ociosa que ha salido de nuestra boca.
Te invito a reflexionar: ¿Cómo puedes aplicar esta enseñanza en tu vida diaria? ¿Qué cambios puedes hacer para asegurarte de que tus palabras siempre edifiquen y bendigan a los demás?
Comparte tus reflexiones y experiencias para que juntos podamos crecer en el poder transformador de nuestras palabras.